Autenticación biométrica
La autenticación biométrica se refiere al uso de rasgos biológicos —como huellas dactilares, reconocimiento facial o de voz, o escaneos de iris— para verificar la identidad de los usuarios antes de concederles acceso a sus activos digitales y cuentas o ejecutar transacciones.
La autenticación biométrica se combina a menudo con medidas de seguridad tradicionales como contraseñas y PINs para proporcionar autenticación multifactor (MFA), que dificulta el acceso a las cuentas de usuarios no autorizados. Al ser única para cada individuo, reduce el riesgo de robo o suplantación de identidad en comparación con las contraseñas tradicionales.
La biometría puede simplificar el proceso de autenticación, ya que permite a los usuarios acceder a sus cuentas de forma rápida y sencilla sin poner en riesgo la seguridad. Algunos sistemas utilizan autenticación biométrica continua para asegurarse de que la persona que usa el dispositivo o sistema es la misma que inicialmente se conectó.
La autenticación biométrica también se puede utilizar para el acceso seguro a criptocarteras, con el fin de garantizar que solo el propietario legítimo pueda realizar transacciones. Algunas plataformas pueden usar la biometría para verificar la identidad de los usuarios antes de aprobar transacciones sensibles o de un valor elevado.
Sin embargo, el uso de datos biométricos plantea dudas sobre la privacidad, ya que estos datos son muy sensibles y personales, y requieren medidas estrictas de cifrado y protección. Aunque la biometría refuerza la seguridad, no es infalible, y entraña riesgos asociados con las violaciones de datos biométricos y los ataques de suplantación.
Punto clave
La autenticación biométrica utiliza formas como huellas dactilares, reconocimiento facial o de voz o escaneos de iris para verificar la identidad de los usuarios.
