Escalabilidad

La escalabilidad determina la capacidad de la red, incluyendo el número de nodos que tiene, cuántas transacciones puede procesar y con qué rapidez puede procesarlas, entre otros factores. El rendimiento, la finalidad y el tiempo de confirmación son las tres principales limitaciones de la escalabilidad de una cadena de bloques.

La escalabilidad se refiere principalmente a la velocidad y al coste de las transacciones, ya que los tiempos de transacción actuales de muchas cadenas de bloques no son comparables a los de otros métodos de pago centralizados. Mientras que Visa puede procesar 24 000 transacciones por segundo (tps), Bitcoin apenas llega a siete por segundo. Ethereum puede oscilar entre 20 y 30 tps, mientras que Solana supera las 7200 transacciones por segundo.

Escalar una cadena de bloques es complicado y son muchas las soluciones que se han propuesto para conseguir escalabilidad, seguridad y descentralización al mismo tiempo. Con este objetivo se han creado tres sistemas, la capa 1 (en cadena), la capa 2 (fuera de la cadena) y otros mecanismos de consenso.

Las soluciones de capa 1 requieren cambiar el código base de la cadena de bloques (de ahí “en la cadena“). Esta solución representa un cambio estructural o fundamental en una cadena de bloques. Ejemplos de soluciones de escalado en la cadena son SegWit y la fragmentación.

Las soluciones de escalabilidad de capa 2 fuera de la cadena añaden una segunda capa a la red principal de la cadena de bloques (mainchain) para agilizar e incrementar las transacciones. Los protocolos secundarios se construyen sobre la cadena principal, donde se “descargan” las transacciones para ahorrar espacio y reducir la congestión de la red. Algunos ejemplos son las cadenas laterales y los canales de pago como Lightning Network (Bitcoin) y Arbitrum (Ethereum).